Decálogo Edufis

Decálogo Edufis

1. DISFRUTA. Ten la seguridad de que el trabajo que haces es el más importante, arriesgado y difícil que se le ha encomendado al ser humano en la historia: trabajar con la cabeza, el corazón y el cuerpo de los alumnos y alumnas. No vas a sufrir una tortura, vas a salvar a la humanidad de la ignorancia, de la insensibilidad y de la injusticia. Vas a transformar el mundo a través de la formación de mejores ciudadanos. Eres un profesional de la esperanza, del aprendizaje y del desarrollo humano. Disfruta.

2. ENSEÑA. Con la palabra y con el ejemplo. Conoce bien a tus alumnos y alumnas. Prepara las clases con mimo, rigor y pasión. Haz que se sientan protagonistas de su propio aprendizaje. Procura despertar en ellos el deseo de aprender. Considéralos dignos y capaces de descubrir el mundo. Investiga con ellos y para ellos.

3. PREGÚNTATE. No lo des todo por sentado. No te entregues a las rutinas. No confundas pereza de pensamiento con firmes convicciones. Pon en tela de juicio tus prácticas, hazte preguntas, haz autocrítica. Pasa de una actitud ingenua a una actitud crítica. No hagas las cosas como siempre, o como todos. Pregúntate por qué haces lo que haces. Y por qué tienes esos resultados haciéndolo así. No le eches la culpa a los demás del fracaso.

4. COMPARTE. Comparte las preguntas. Comparte lo que sabes. Comparte lo que sientes y lo que eres. Esta es una profesión que exige un quehacer colegiado. Es decir, fines compartidos y actitudes cooperativas. Eres miembro de un equipo. Únete a los que quieren trabajar de verdad y transformar la institución. Comparte también tus preocupaciones, tus problemas, tus dolores. Alguien te ayudará. 

5. INVESTIGA. Responde a las preguntas con rigor. No con suposiciones, intuiciones, aproximaciones o ilusiones. Que no te asuste la palabra investigar. Cuando un profesor se  hace una pregunta y se responde rigurosamente a ella está investigando. 

6. ESCRIBE. El pensamiento errático y caótico que tenemos sobre la práctica educativa, cuando nos ponemos a escribir, tiene que ser domesticado por las exigencias del texto. No vale la excusa de la falta de tiempo, de la escasa importancia de lo que haces o de la dificultad de escribir, de publicar y difundir. Hasta que cuentes lo que quieres contar. Y luego difúndelo. Otros se sentirán animados y estimulados.

7. APRENDE. Hay que seguir aprendiendo siempre. Lee sin cesar, fórmate, cultívate. En el fondo todos somos aprendices natos. Todos deberíamos llevar la L de aprendices.

8. INNOVA. No te entregues a las rutinas. No te abandones a la comodidad de lo que ya sabes y haces. Piensa en lo que haces mal y transfórmalo. Piensa en lo que haces bien y mejóralo. El cerebro es plástico, no envejece con la edad. La única verdad es que se adapta al conocimiento.

9. LEVÁNTATE. Si caes en el desaliento porque has fracasado, porque te has equivocado, porque has cometido errores, porque tienes dificultades, levántate. Si te hunden, si te machacan por querer ser mejor, no te dejes abatir. Piensa que no hay mayor vénganla sobre nuestros enemigos que la de que nos vean felices. 

10. AMA. Si alguien no tiene capacidad de amar no debería dedicarse a la enseñanza. Dice Emilio Lledó que esta profesión gana autoridad por el amor a lo que se enseña y el amor a los que se enseña. Será el amor quien de sentido al esfuerzo, quien nos inste a comprender y a estimular, quien nos ayude a confiar y a tener esperanza.

Sé que este decálogo no será el mejor para todos, es susceptible de mejora como todo en este mundo loco. Cada uno puede construir su propio decálogo, la cuestión es vivirlo y hacerlo nuestro cada dia.

Gracias MAS por tu inspiración siempre.


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